Donostialdea.

Geológicamente, Donostialdea comprende un puzzle complejo que dependiendo de las diferentes zonas del municipio abarca varios tipos de suelo, desde las calizas a las margas y arenosas pasando por sus diferentes fases (margo-calizas, calizas arenosas…) de varios periodos geológicos. La zona caliza no es la más abundante, y comprende la zona interior. Margas y areniscas predominan en el centro de la ciudad y el frente litoral. En este contexto la riqueza de formaciones en su subsuelo es escasa, además, la poca que contiene, de poco valor geológico, paisajístico, faunístico…se encuentra en pésimo estado o ha desaparecido, fruto de la gran cantidad de visitas a lo largo de los años las unas, de la nula valoración por los habitantes del entorno las otras o del nulo interés para todas por parte de quienes debieran gestionar este escaso patrimonio.

La mayor parte de las cavidades existentes se encuentran en los barrios periféricos donde la presencia de roca caliza es más abundante. Revisando las existentes, nos encontramos con que Loiolako kobea sólo conserva sus accesos en la pared lateral del túnel del tren que pasa por el barrio de Loiola, pared con maya metálica para evitar desprendimientos a la catenaria y vías. El desarrollo de esta cavidad ha desaparecido casi totalmente debido a la construcción, hace pocos años, del túnel de la variante del Urumea que une el barrio de Amara con Martutene. Otra cavidad clásica, antaño parte del parque de atracciones existente en Martutene, es Martuteneko Kobea. Martuteneko kobea era una cueva turística, allá en los gloriosos años aristocráticos de San Sebastián, donde la Reina regente y toda la burguesía Española y Europea veraneaba en la bella Easo, el barrio de Martutene era una zona residencial de lujo, donde se hospedaba mucha gente de alto poder adquisitivo. Hoy día aún son visibles muchas de esas villas de época. En el mismo barrio existía un parque de atracciones, y Martuteneko kobea era parte de ello. Cercana al apeadero del tren de Martutene, atraviesa la colina calcárea que domina una de esas bonitas mansiones de época. Con 80 metros de desarrollo y dos de desnivel hace no mucho se vació de basura y desalojo de habitantes que la ocupaban. Tiene dos entradas, una tapiada y la otra con un buen cúmulo de ramas para evitar su acceso. Hoy día, desde la carretera que pasa por encima, algún-os albañil-es desaprensivo a ido tirando todo su escombro de manera ilegal, sepultando ambos accesos con toneladas de basura. De otras cercanas, como Etxarriko kobea y leizea 1 y 2 (en Loiola), el sumidero y surgencia de Kuba (en Berio), …poco se sabe, y para el recuerdo (hoy día desparecida) queda Txominenea, donde se encontró un molar de Paleoloxon antiquus (Elefante prehistórico), se situaba en la cantera Alkuene del barrio de Martutene. También Isabeltxeko kobea, situada en el barrio de Alza (cerca de Garbera) junto al recientemente derruido caserío, del que toma su nombre, Isabeletxe, sumidero que recoge las aguas de la pequeña cuenca en la que se encuentra y que se ha convertido en un vertedero lleno de desperdicios,o Zapirainko kobea , pequeño covacho colgado en la pared que hay junto a la sidrería Gartziategi, de escaso interés, está rodeado de acacias punzantes y zarza. Sin duda, la mejor conservada es Unanu Zar junto al sumidero Matxitxu con el que conecta. Es la de mayor desarrollo de Donostialdea (250 metros), ambas cerradas con verja, ya que antaño eran asiduamente visitadas y protagonizaban cantidad de accidentes. Ayuntamiento y bomberos cansados de acudir a rescates optaron por su cierre y quizá, gracias a ello, hoy se encuentran más o menos limpias y lucidas si obviamos las marcas en sus paredes y formaciones rotas de la época en la que se encontraron abiertas.

Este es el retrato que me llevé una mañana de pésimo tiempo en la que decidí dar una vuelta por lo que tenía cerca de casa.